Llevo tiempo queriendo escribir este post. El desencadenante fue el artículo del gran crítico español, JC Capel sobre un restaurante al que le tengo estima. se trata del último Michelin alicantino, concretamente en Xabia , en la Marina Alta. Bon Amb es su nombre. Me parece un sitio en un marco idílico, un servicio de primera, un Sumiller formado en la Escuela de Catas de Alicante, el italiano Páride, de una solvencia y educación exquisita. Una sala con un Pablo Catalá que impresiona por su buen hacer y su presencia. Una cocina de mucho nivel con un jovencísimo Alberto Ferruz… Aún así, recuerdo que al día siguiente de obtener la estrella y después del almuerzo, paseando con Pablo, le comenté que la carne no me había entusiasmado y algún pequeño detalle más. Pablo, en lugar de molestarse , agradeció sinceramente mis críticas ‘constructivas’. Y las llamo así, porque lo son. Pues bien, al leer la crítica del señor Capel se me han removido cosas que tengo aparcadas hace algún tiempo. Me explico. He mandado a bastante gente a este gran restaurante. Ninguna crítica negativa he recibido. Todo han sido parabienes. Y he de decir que comparto algunas cosa del señor Capel y no por eso reniego de todo lo dicho anteriormente
http://elviajero.elpais.com/elviajero/2014/07/24/actualidad/1406212234_752156.html
Pues bien, buscando reseñas me encuentro una crítica en las antípodas de la anterior. Literalmente esa crítica se refugiaba en palabras ampulosas , laudatorias,… pero sin aportar nada esencial. Era una crítica para quedar bien con el sitio en cuestión. No para ayudar a entender al local, su filosofía.
Recuerdo un caso flagrante. Un restaurante del que es tarea titánica e imposible decir algo positivo. Pues bien, un amigo de la casa, jugando a ser crítico profesional, escribió unos comentarios tan, tan maravillosos sobre el local en cuestión que lo único que consiguió fue perder una credibilidad que nunca tuvo.
Y por último, y enlazando con lo anterior, me referiré a los ‘críticos de cámara’, cuya misión, cual leales bufones o trovadores, es cantar a los cuatro vientos cual maravilloso es su señor. A la larga, un lastre del que será casi imposible desprenderse.
En fin, como se ve, un trabajo duro el de crítico. No sólo es comer y beber a espuertas y escribir cuatro palabras… Pienso que es mucho más. Buenos días!
Texto; Agustín C Piqueres
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marzo 29, 2015 at 2:03 am
Gracias por confiar en nosotros.y por el valor de contarlo tiene mucho mérito sobre todo en estos tiempos que nadie tiene valor a debatir sin miedo
marzo 30, 2015 at 8:59 am
Un placer leer tus palabras… Nos vemos pronto…